Bacanalia era el nombre que se daba en la antigua Roma a las celebraciones en honor del dios del vino Baco, que a menudo degeneraban en excesos escandalosos.
Hoy en día, ya no se celebran orgías durante las tres semanas que dura la Baccanale de Imola, pero las delicias culinarias que se ofrecen siguen siendo "divinas".

174 actos, siete exposiciones temáticas y cinco escuelas de cocina se dedican a un tema culinario que cambia cada año a lo largo de 23 días.
Se organizan degustaciones en una gran variedad de lugares del municipio: A veces se trata de pequeños pasteles, luego pasta y polenta, cerveza y vino, platos de alubias o carne, pero también comida vegetariana o sin gluten.

Un mercado Slow Food reúne a clientes y productores regionales.
En el programa figuran también presentaciones de libros, exposiciones de arte y fotografía o conferencias científicas, así como talleres sobre historia de la alimentación, nutrición y bienestar o conferencias especializadas en agricultura.

Muchos actos van acompañados de música.
Otros tratan temas sociales o presentan proyectos como Libera Terra -asociación que cultiva terrenos confiscados a la mafia- o Avazi Zero, que lucha contra el despilfarro de alimentos.

51 restaurantes de Imola y alrededores participan en el evento con menús especiales y, como en cada festival italiano, también hay talleres especiales y programas de entretenimiento para niños y jóvenes en la Baccanale.