Alrededor de 1830, el rey bávaro Luis I mandó plantar cientos de castaños dulces alrededor de su residencia de verano Villa Ludwigshöhe, cerca de Edenkoben. Hoy, una franja de castaños de 50 kilómetros de ancho se extiende entre el Bosque del Palatinado y la Ruta del Vino del Sur.
Los habitantes del Palatinado utilizaban el fruto del árbol como sustituto del pan en los malos tiempos, y la madera, elástica pero resistente a la intemperie, era utilizada por la familia Küffer para fabricar barriles de vino.

Las castañas ya no son un alimento de pobres, sino todo lo contrario: este fruto se utiliza desde hace mucho tiempo para disfrutar y no sólo para saciarse, como podrá comprobar en el Keschdefeschd culinario de Annweiler am Trifels. Allí le esperan puestos de mercado con productos elaborados a partir de la castaña y en torno a ella: sopa, bratwurst, saumagen, albóndigas, pasteles, miel, aguardiente de castañas, licor de castañas y cerveza.

El punto culminante de las fiestas es la coronación de la princesa de los castaños, el sábado, acompañada de un espectáculo musical.
Hay un programa especial para niños y quienes lo deseen pueden descubrir el bosque de castaños por su cuenta en el bien señalizado Pälzer Keschdeweg (Ruta del castaño).

Las fiestas de la castaña no sólo se celebran en Annweiler, en el Palatinado: El segundo fin de semana de octubre, Edenkoben celebra su mercado del vino y la castaña cerca de Villa Ludwigshöhe. Y en Hauenstein - siempre en la segunda semana de octubre  - tiene lugar el Mercado de la Castaña de Hauenstein.