Alrededor de 300 olivicultores de Brisighella - en medio de un paisaje de colinas que protege a personas, animales y plantas de los vientos fríos - cultivan unos 70.000 olivos en una superficie de 300 hectáreas.
Recolectados a mano y prensados en frío, sus frutos, en su mayoría de la variedad Nostrana, producen el mejor aceite de oliva, de sabor picante y especiado, que obtuvo el sello de calidad DOP en 1996.

Cada mes de noviembre, los habitantes de esta pequeña ciudad de 8.000 habitantes dedican una pequeña fiesta a este honrado producto, con puestos de degustación y venta, música y baile.
Además del aceite, también se presentan otros productos agrícolas locales, sobre todo el vino: Sangiovese y Merlot, Albana di Romagna o Pignoletti son los nombres de las uvas con las que suelen elaborarse vinos fuertes y sabrosos.