Mientras que Roma se construyó sobre siete colinas, Comacchio lo hizo sobre 13 islas lagunares separadas. Hasta el siglo XIX, la antigua ciudad etrusca -como Venecia- sólo estaba conectada por puentes.
El mar y la laguna también moldearon y siguen moldeando la economía del municipio del delta del Po: hasta mediados del siglo XX, la pesca de altura y la cría de anguilas eran la principal fuente de ingresos de sus habitantes. Hoy es el turismo de baño en el Lido de Comacchio.

Los habitantes de la pequeña ciudad rinden homenaje a la anguila, en peligro de extinción, con un festival de varios días de duración: puestos de comida alineados a lo largo del terraplén del Fattibello, que ofrecen vino de la cercana región vinícola de Bosco Eliceo. O queso Grana Padano de Treviso.
Y, por supuesto, anguila de Comacchio en innumerables preparaciones. La favorita: directamente de la parrilla de carbón con un trozo de polenta.

Los visitantes pueden aprender cómo se cría la anguila en una excursión a las piscifactorías de las lagunas. Y una fábrica histórica muestra cómo se adoba o asa el pescado para su reventa.
El programa incluye también degustaciones comentadas de productos regionales como vino, queso y jamón, así como charlas sobre alimentación sana.

Para quienes deseen explorar los encantadores alrededores del Delta del Po, los organizadores han organizado excursiones a pie, en bicicleta o en barco por la extensa red de canales y vías fluviales.
Aquí podrá maravillarse ante una fosa común etrusca, observar caballos y toros salvajes o innumerables especies de aves como flamencos, cigüeñuelas y herrerillos. También puede realizar una visita guiada a los monumentos de Comacchio, a la logia del grano de 1621, a la catedral de San Cassiano o a las ruinas del monasterio de Sant Agostino.

Proyecciones de películas, exposiciones fotográficas y lecturas constituyen el marco cultural de los actos de dos semanas de duración. Hay actuaciones variadas de jazz, rock y folclore.
Uno de los momentos culminantes son las regatas en uno de los canales de la ciudad. Al igual que los gondoleros de Venecia, los pescadores impulsan sus barcas planas con un largo remo, que empujan lateralmente hacia el mar.