Callejuelas estrechas, casas torcidas con entramado de madera y bonitas iglesias: Sarlat-la-Canéda, en el departamento de Dordoña, es una ciudad medieval de libro.
A menudo ha sido el telón de fondo de películas históricas y la densidad de edificios históricos es notable.

La ciudad también es famosa por sus trufas negras, que se recolectan en los alrededores y convierten a Sarlat en el centro del comercio de la trufa.
Todos los fines de semana de la temporada, los agricultores llevan los preciados tubérculos al mercado, donde se evalúan y venden bajo estricta supervisión.

En las horas punta, un kilo de trufas negras puede alcanzar varios miles de euros.
Y algunos días, la facturación en los discretos puestos ronda los 100.000 euros. A principios de enero, los lugareños combinan el día de mercado con una fiesta para los amantes de la trufa, el foie gras y el buen vino.

En la plaza central del centro medieval - entre el mercado, el ayuntamiento y las antiguas casas renacentistas -, charcuterías, truficultores, queseros y carniceros ponen a la venta sus productos, mientras que varios puestos ofrecen pequeñas exquisiteces con trufa para degustar.

En un pequeño prado cerca de la catedral, la asociación de productores de trufa muestra cómo los perros recogen el preciado tubérculo de la tierra.
Y a unos cientos de metros, en el ayuntamiento, jóvenes cocineros compiten ante un jurado de alto nivel para ver quién es capaz de elaborar el mejor plato a base de trufa: En el Trofeo Jean Rougié.