Los griegos trajeron la vid al sur del valle del Ródano en el siglo VI a.C., pero fue el traslado del Papa Juan XXII de Roma a Aviñón en 1334 lo que supuso un enorme salto cualitativo en la viticultura.
Hoy, Châteauneuf-du-Pape es uno de los mejores vinos tintos de Francia.

Un festival durante el periodo de maduración de la uva, a partir de agosto, lo conmemora: durante tres días, el pueblo vive en el siglo XIV, recreando escenas históricas y dando vida a aldeas vitivinícolas y mercados de artesanos medievales.
El rigor histórico es impresionante, al igual que la calidad de los vinos que los visitantes pueden degustar.