Los portugueses aprendieron de los vikingos el arte de conservar el bacalao secándolo al viento y utilizando sal. Incluso hoy, en la era de las modernas cadenas de frío a bordo de un cúter, el bacalao sigue siendo el plato nacional del país: Cada portugués come unos 50 kilos al año.

Una de las razones de la popularidad del bacalhau puede ser que el bacalao fue decisivo en el ascenso de Portugal a la categoría de potencia mundial.
Sin las provisiones que podían durar meses en el casco del barco, Vasco da Gama nunca habría llegado a los campos de especias de la India. Otra es su versatilidad:

Se dice que en Portugal hay 365 recetas de bacalhau, tantas como días tiene el año. En realidad, hay más de mil. El centro de la pesca del bacalhau es Ilhavo, en el centro de Portugal.
Desde aquí, la industria naval portuguesa de altura zarpa con 12 barcos y 600 hombres hacia los caladeros de Terranova y las islas Lofoten. Aquí también se celebra cada agosto la fiesta del bacalhau, más concretamente en el pequeño municipio de Gafanha da Nazaré, perteneciente al distrito de Ilhavo.

El acto tiene lugar en el Parque Quidinot, atravesado por un canal y situado directamente en la costa atlántica. La zona es un escenario para músicos, actores y artistas de cabaret.
Hay show cooking, cursos de cocina -también para niños- y degustaciones de platos de bacalao. Se conceden premios a los mejores.

El barco museo Santo André se puede visitar en una visita guiada, y en un mercado de bacalao se ofrece pescado de todas las variedades.
El programa incluye competiciones deportivas en tierra y mar, así como un colorido programa infantil.