Bellotas, hayucos y castañas: Los bosques de la Toscana proporcionan abundante alimento a los jabalíes errantes. Se calcula que su población ronda los 420.000 animales. No es de extrañar que la caza haya sido siempre una tradición aquí.
Las presas se comen mejor en comunidad. En Chianni, por ejemplo, durante la fiesta del jabalí en noviembre.

La fiesta se celebra en el municipio al sur de Pisa desde hace 40 años, un acontecimiento al que asisten todos los habitantes.
La víspera, la asociación local de cazadores organiza una cena dedicada a historias y anécdotas de caza.

Al día siguiente, los cazadores desfilan con sus presas, desfila la banda callejera de las chicas y, por supuesto, se da de comer a los participantes: salchichas o hígado de jabalí, en forma de ragú con aceitunas, polenta o pasta, o brevemente frito como filete.

Las especialidades de jabalí irán acompañadas de los elogiados vinos toscanos.
Las ciudades asociadas también muestran sus habilidades culinarias, hay un colorido programa infantil en la Piazza del Castello y bandas y DJs tocan por las noches.