El vino y el olivo caracterizan desde hace siglos el pequeño pueblo de Corconne, situado en la ladera sur del macizo de Coutach, en el límite de las Cevenas.
Desde el siglo XVI, sus habitantes cultivan aceitunas Picholine en medio de un paisaje mediterráneo de brezales arbustivos, de las que se extrae un aceite intensamente afrutado.

Al final de la temporada de cosecha, la Hermandad de Olivicultores de Languedoc-Rosellón celebra una pequeña fiesta en Corconne, que atrae ya a unos 7.000 visitantes. Se ofrece a los visitantes un fastuoso mercado de productos de la tierra, con productos regionales como miel, vino, ajos y cebollas, y, por supuesto, aceitunas y aceite de oliva.

Los artesanos también participan: unos 100 expositores en total. Una banda y la cofradía desfilan ante ellos varias veces al día.
Los visitantes profesionales se informan de las últimas innovaciones en olivicultura en el stand o en talleres - y votan por el mejor aceite del año en una gran cata.

Los profanos pueden disfrutar de la variedad de aceites y vinos que se ofrecen para degustar, visitar el antiguo molino de aceite del siglo XVII y dar un paseo por los olivares que se extienden al este del pueblo con el imponente telón de fondo del Coutach.