Viticultores de 80 denominaciones de origen ofrecen sus tintos, blancos y rosados en la ruta del vino, de dos kilómetros de longitud, a lo largo del paseo marítimo de Burdeos. Y en talleres, los interesados se inician en el arte de la cata. Hay innumerables exposiciones de arte, conciertos y lecturas.

Y un impresionante espectáculo de luz y sonido en la Place de Quinconces cuenta la historia de la viticultura en Aquitania en una producción espectacular. La velada termina con un gran espectáculo de fuegos artificiales.

Pero el vino no sólo se celebra en la ciudad. Ya sea en el Médoc, Saint-Estèphe o Sauternes, las bodegas de toda la región de Bordelais invitan a los visitantes a participar en visitas guiadas y degustaciones durante las fiestas. Las visitas organizadas de un día le llevarán por paisajes culturales antiguos y de gran belleza.

St. Emilion es un destino muy popular que bien merece una visita: la encantadora ciudad medieval es ideal para pasear y degustar sus propios macarons u otras especialidades locales. St Emilion se encuentra en la región vinícola del mismo nombre, cuyos vinos tintos figuran entre los mejores del Bordelés.