Vinagre balsámico, parmesano, tortellini o mortadela: Emilia Romaña está considerada el centro culinario de Italia.
Su capital, Bolonia, es conocida como la gorda, por su opulenta tradición culinaria.
Allí, en el gótico Palazzo Re Enzo, se celebra cada año un salón del vino y las especialidades regionales.

Más de cien viticultores de todas las provincias de la región participan en el espectáculo y sirven su Lambrusco, Malvasia, Pignoletto o Gutturnio.
Además del parcour de degustación en el Palazzo, también se organizan seminarios especializados sobre el tema del vino. Y catas temáticas.

Se basan en los numerosos productos por los que Emilia-Romaña es tan popular entre los gourmets: jamón de Parma, Parmigiano Reggiano, Aceto Balsamico tradizionale, Mortadella o Culatello di Zibello.

Los restaurantes de la ciudad también participan en el evento y organizan encuentros con chefs de renombre que presentan historias y platos sobre un tema concreto: en 2015 fue la pasta rellena.