Rojo y blanco como los caramelos de frambuesa: Radiccho di Treviso

Tan colorida como un caramelo: la ruta Radichio

Parece un caramelo de frambuesa o un cristal de Murano soplado con arte: el Radichio de Treviso, de rayas rojas y blancas. Esta hortaliza de invierno, cuyo origen está protegido por la UE, se cultiva en la provincia cercana a Venecia desde hace siglos y goza de culto entre los gourmets. En Treviso hay incluso un festival dedicado a ella.
Los viajeros pueden visitar granjas y conocer la producción de Radichio di Treviso a lo largo de la ruta turística temática Strada del Radicchio. También se pueden visitar villas históricas, como Villa Cornero, construida en 1552, o la columnata Badoere, de 1566.

Formación rocosa en las Bardenas Reales

Tierra de castillos y vino: la Ruta del Vino de Navarra

Frontera entre la España cristiana y la árabe, el Reino de Navarra estuvo salpicado de plazas fortificadas, torres de defensa y castillos. Muchas de estas fortificaciones se pueden admirar aún hoy en la Ruta del Vino de Navarra.
Recorre unos 200 kilómetros desde Pamplona hasta Muruzábal y conduce a 20 viticultores que abren sus bodegas a los visitantes. Entre las numerosas villas medievales del camino destaca Olite, con su magnífico palacio real gótico y su museo del vino. Pero el laberíntico pueblo de Ujué también fascina con sus estrechas callejuelas. Sugerencia para los amantes de la naturaleza: el semidesierto de las Bardenas Reales, con sus extrañas formaciones rocosas.

Alcornoques en el Alentejo

Tierra del corcho: la ruta del vino del Alentejo

Trigo, alcornoques y olivos caracterizan el paisaje del Alentejo. Pero la antigua casa pobre de Portugal también es conocida por sus excelentes vinos. Puede seguir sus pasos en la Ruta del Vino del Alentejo, entre Évora, Redondo y Portalegre.
Las bodegas de la ruta le invitan a degustar sus vinos y le acompañan numerosos lugares de interés cultural e histórico: Èvora, Patrimonio Mundial de la UNESCO, con su catedral medieval y el Templo de Diana. Vidigueira con sus dólmenes de la Edad de Piedra. O Moura, con el barrio árabe mejor conservado del país.