Cuenta la leyenda que, en el siglo XV, los campesinos de Talamello envolvían su queso en heno para protegerlo de los bandidos merodeadores y lo escondían en las cuevas de toba de la zona.
El Formaggio di Fossa se almacenaba allí durante tres meses a una humedad de entre el 80% y el 90% y a una temperatura de unos 20 grados centígrados.

La recogida del queso de oveja madurado a mediados de noviembre, la Sfossatura, sigue siendo hoy en día un gran acontecimiento para los habitantes de Talamello, que lo celebran por todo lo alto: con degustaciones de vino y queso, presentaciones de productos locales, un mercado artesanal y DJ.

Incluso los domingos, los puestos se llenan de visitantes, se organizan talleres sobre el queso y la asociación local de turismo organiza visitas guiadas a los monumentos de la ciudad o excursiones a pie por los alrededores.
Por supuesto, también se pueden visitar las cuevas de toba.