Durante siglos, los salineros de Cervia, en el delta meridional del Po, han cosechado el oro blanco de las innumerables salinas.
Con su alto contenido en cloruro sódico y su sabor suave, está considerada una de las mejores de Italia, y trajo riqueza y prosperidad a la ciudad, que estuvo bajo el dominio del Vaticano hasta 1806. El cardenal Ostiense declaró en una ocasión que sacaba más provecho de ella que de toda Romaña.

La llegada de la cosecha en septiembre, cuando las tradicionales barcas de Burchiella traían la sal de las salinas a los almacenes del puerto, era siempre una gran fiesta, y los responsables municipales quieren conmemorar esta tradición con el evento anual Sapore di Sale.

Lo más destacado es el reparto de sal a la población que aún se practica los fines de semana: Alrededor de diez toneladas del oro blanco se distribuyen a la multitud que espera en el muelle.
El festival también incluye un espectáculo de cocina en la torre de la sal, puestos de finger food y catas de vino en la Piazzale dei Salinari.

Los organizadores organizan excursiones guiadas de observación de aves por las salinas, se puede visitar el museo de la sal y ver una exposición de productos de bienestar procedentes de las salinas.
También se organiza un taller internacional con participantes de otras ciudades salineras del Mediterráneo.