Con 560 hectáreas, Alella, en el noreste de España, es una de las regiones vinícolas más pequeñas del país. Unos 90 viticultores producen sólo 680.000 litros de vino al año.
Pero a los habitantes de esta comunidad de 9.000 habitantes les encanta celebrarlo. ¿La prueba? La fiesta anual de la vendimia.

Se celebran doce días enteros de fiesta, con un programa variado: hay un corte de uvas y pisado de uvas por niños con trajes tradicionales.
Visitas guiadas por las bodegas, pero también por la pequeña ciudad, mencionada por primera vez hacia el año 900.

Los viticultores ofrecen sus vinos para degustación y cuentan con el apoyo de los restaurantes locales, que ofrecen una selección de tapas para maridar con los vinos de la región.

Se interpretan danzas tradicionales catalanas, pero los aficionados a la música rock moderna también se lo pasan en grande.
Hay exposiciones fotográficas sobre el tema del vino y un conocido chef famoso de Barcelona -Isma Prados en 2018- introduce a los visitantes en el mundo del vino en la plaza principal.