Entre las estribaciones de la Sierra de Cantabria y el Ebro se extiende Rioja Alavesa.
Esta región vinícola, perteneciente a la provincia vasca de Álava, cuenta con más de 5.000 años de historia de asentamientos.
Innumerables monumentos megalíticos como los dólmenes de Layaza o la tumba de la gallina de Elvillar así lo atestiguan.

Los romanos trajeron el vino a la región hace unos 2.000 años. Hoy, unos 4.000 viticultores producen sobre todo tintos pesados de uva tempranillo en una superficie de 13.000 hectáreas.
Algunos maduran en cuevas rocosas que ya estaban habitadas en la Edad de Bronce. Otros, en modernas bodegas palaciegas.

A mediados de septiembre, la región celebra su fiesta de la vendimia, cada año en un pueblo vinícola diferente.
Durante un día, el centro alrededor de la plaza principal del lugar respectivo se convierte en una ruta del vino a lo largo de  la cual viticultores de 16 pueblos ofrecen sus delicias para degustar.

Antes, se pisa la nueva cosecha y se escancia la sidra entre los aplausos del público.
Un concurso de corte de leña -uno de los muchos deportes arcaicos vascos- ameniza la velada, al igual que numerosos grupos musicales y un colorido programa de juegos infantiles.