Desde hace siglos, las mujeres de Enzklösterle, en la Selva Negra, van al bosque a recoger arándanos.
Antes de que llegara el turismo al valle de Enz, el fruto azul de la planta del brezo era una importante fuente de ingresos,  incluso se concedían a los niños tres o cuatro semanas de vacaciones escolares para que pudieran ayudar a recogerlos por la mañana.

Aunque los Enzklösterler prescindían de la caña en la recolección -los arbustos se peinan con un peine de hierro grueso y también se recogen las bayas verdes inmaduras-, los buenos recolectores lograban entre 40 y 60 libras al día y ganaban hasta doce marcos para su "fondo de arándanos".

Las comunidades del norte de la Selva Negra dedican una semana entera al oro azul. En excursiones guiadas, los lugareños enseñan dónde están los mejores lugares del bosque.
Hay cursos de cocina y un gran mercado de arándanos en el que se venden deliciosas tortitas, vino de arándanos y mermelada.

El sábado, la princesa de los arándanos hace su entrada, y varios grupos musicales y de trajes tradicionales le invitan a la fiesta de los arándanos. Un programa infantil con manualidades y pintacaras, así como paseos en poni completan la oferta.