Pescado, verduras, fruta y vino. La región que rodea el lago de Constanza es una de las más fértiles de Alemania. La zona ya estaba habitada hace 5.000 años, como demuestran los asentamientos sobre pilotes del Übersiedler See.
A partir del siglo VII, la isla de Reichenau adquirió cierta importancia con la construcción del monasterio benedictino de Mittelzell.

La viticultura llegó con los monjes: Müller Thurgau, Blauer Spätburgunder y Gutedel son algunas de las uvas que prosperan en la región vinícola más meridional de Alemania.
La pesca, por su parte, siempre se ha practicado en el lago de Constanza: percas, salvelinos árticos y, sobre todo, anjovas, una especie que sólo se encuentra aquí, siguen siendo arrancadas de las redes por los pescadores en la actualidad.

El pescado y el vino son también componentes de un festival anual en el puerto deportivo de Reichenau.
A principios de agosto, el municipio invita a sus huéspedes a degustar especialidades locales y regionales, con acompañamiento musical, fanfarria y una audiencia con la Princesa del Vino del Lago de Constanza.